Abstract
En la actualidad, persisten desigualdades históricas en las comunidades indígenas de México, y son las mujeres las que mayoritariamente —más que los hombres— viven de manera profunda los efectos de la marginación e injusticia social. Las desigualdades tienen componentes económicos, raciales, culturales y sociales. Lo anterior trae como consecuencia desventajas de distinta índole a las mujeres, lo que impide su plena inserción en un mundo competitivo y occidentalizado. El presente trabajo1 tiene como objetivo explicar cómo las discriminaciones por el color de la piel, la lengua, el género, entre otras, inciden en la permanencia de las desigualdades estructurales e históricas. Para el desarrollo de esta investigación se emplearon técnicas metodológicas de corte cualitativo, como entrevistas no estructuradas, fotografía etnográfica y cuestionarios cualitativos, en el contexto del trabajo de campo realizado en las comunidades: Misión de Chichimecas, Mineral de Pozos, La Ciénega y en la cabecera municipal de San Luis de la Paz, Guanajuato, México.

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