Tecnologías emergentes y arte digital: rupturas, arte como producto vs arte como proceso
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Mendoza Ornelas, J. del C. (2025). Tecnologías emergentes y arte digital: rupturas, arte como producto vs arte como proceso. JÓVENES EN LA CIENCIA, 35. Recuperado a partir de https://www.jovenesenlaciencia.ugto.mx/index.php/jovenesenlaciencia/article/view/4729

Resumen

Este artículo explora las posibilidades del arte digital latinoamericano a partir de una mirada humanista y decolonizadora, centrada en el análisis de las tecnologías emergentes como herramientas para subvertir los modelos tradicionales de producción y comercialización del arte. En un contexto marcado por el dominio de la lógica mercantil en el campo artístico, se propone una reflexión crítica sobre la diferencia entre el uso técnico de herramientas digitales y la creación artística como proceso simbólico, enraizado en la experiencia cultural latinoamericana.

A partir de la teoría de las formas simbólicas de Ernst Cassirer, se entiende que el arte —en cualquiera de sus manifestaciones— no puede ser reducido a su función estética ni a su valor de cambio, sino que constituye un modo singular de estructurar el mundo (Cassirer, 1998). En este sentido, las tecnologías emergentes no son simples medios técnicos, sino nuevos lenguajes simbólicos que, apropiados creativamente por los artistas latinoamericanos, permiten articular experiencias, memorias e imaginarios desde perspectivas locales. La creación digital, por tanto, se convierte en una forma simbólica que abre espacio para la producción de sentido más allá de los cánones globales impuestos por el mercado del arte. Desde la filosofía del arte de Adolfo Sánchez Vázquez (1980), se recupera la noción del arte como praxis transformadora, en oposición a la visión del arte como objeto pasivo o mercancía. El arte digital, cuando es ejercido como praxis crítica, se sitúa fuera de los mecanismos de enajenación y se convierte en vehículo de emancipación simbólica, política y social. Esta práctica artística se vincula a procesos de subjetivación, memoria colectiva y resignificación de lo tecnológico como potencia creativa y no como herramienta de dominación.

En lugar de seguir las instrucciones normativas de uso que dictan los centros tecnológicos del norte global, los y las artistas latinoamericanos trabajan con inteligencia artificial, realidad virtual, interactividad o programación creativa de manera intuitiva, híbrida y muchas veces precaria, explorando estas herramientas sin necesariamente comprenderlas o dominarlas completamente. Esta relación no disciplinada con la tecnología no debe entenderse como una carencia, sino como una forma de libertad creativa: se manipulan, recombinan o tergiversan los dispositivos no para cumplir sus funciones técnicas originales, sino para provocar sentidos nuevos, inesperados y profundamente ligados a la vida en contextos desiguales. Esta práctica indisciplinada constituye una forma de resistencia estética frente a las dinámicas tecno-capitalistas globales y, al mismo tiempo, un gesto de apropiación cultural que resignifica la tecnología desde el sur.

En conclusión, se propone pensar el arte digital no como una disciplina cerrada, ni como una respuesta a las modas tecnológicas globales, sino como un campo de producción simbólica que se nutre de las condiciones materiales, históricas y culturales del sur global. La tensión central entre el arte como producto y el arte como proceso (que en este texto se nombra como ruptura) articula la crítica principal: no se trata únicamente de oponer dos modelos, sino de pensar cómo esa fractura constituye un espacio fértil desde donde artistas latinoamericanos están configurando nuevas estéticas digitales que expresan no solo una resistencia, sino también una afirmación activa de otros modos de ser, hacer y crear en el mundo.

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