Resumen
El uso indiscriminado de agroquímicos ha generado diversos problemas ambientales, tales como la reducción de organismos beneficiosos en el suelo y la contaminación de suelo, agua y aire. Para abordar estas desventajas, se han buscado alternativas sostenibles, entre las cuales se destacan los microorganismos promotores del crecimiento vegetal, especialmente ciertas bacterias que ofrecen beneficios a las plantas, como mejorar la absorción de nutrientes, inhibir ataques de patógenos y descomponer sustancias tóxicas. Las bacterias promotoras del crecimiento vegetal pueden emplearse como biofertilizantes, siendo el uso de consorcios una estrategia para potenciar sus habilidades complementarias y lograr resultados más efectivos. Una forma de aplicación es mediante la encapsulación con polímeros, lo cual protege a las rizobacterias contra el estrés ambiental y mejora su rendimiento en el suelo. En esta investigación, se utilizó alginato de sodio, un polímero ampliamente empleado debido a su versatilidad y biocompatibilidad, junto con carboximetilcelulosa, un derivado hidrosoluble de la celulosa, para la encapsulación de un consorcio de rizobacterias. Entre ellas, se destaca la cepa 419 por su capacidad para degradar carboximetilcelulosa, lo cual es relevante para la degradación de este componente presente en la cápsula y, por ende, para promover una liberación de las bacterias. Se observó que la concentración de la cepa bacteriana 419 en la formulación de las cápsulas influye en su tasa de liberación. Los resultados mostraron que una concentración del doble de la cepa incrementa la velocidad de liberación, aunque se identificó un límite que compromete este proceso. Estos hallazgos son relevantes para optimizar la encapsulación y asegurar la efectividad de la liberación controlada de las bacterias promotoras del crecimiento en aplicaciones agrícolas sostenibles.
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