Resumen
El Covid-19 surgió como una neumonía de etiología que no cede ante los tratamientos actualmente utilizados, fue en diciembre de 2019 en Wuhan China donde apareció por primera vez y poco a poco se fue propagando por el resto del mundo. Posteriormente el 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró esta enfermedad como una pandemia que llevó a que todos los países ordenaran un aislamiento con la finalidad de no seguir propagando el virus, se pidió que todas las personas permanecieran en casa, con esto las personas se adaptaron a un entorno donde tenían que converger digitalmente con la finalidad de llevar a cabos sus deberes laborales académicos y personales. La fotografía juega un papel importante como fuente de registro y construcción del patrimonio artístico durante la pandemia, la imagen fotográfica combina sensibilidad y técnica que materializan las ideas y aspiraciones, durante el siglo XIX la fotografía se entendió como el espejo con memoria, con atribuciones de realidad y veracidad, sin embargo, a más de 180 años que François Arago declaró que “El señor Daguerre ha descubierto unas pantallas especiales en las que la imagen óptica deja una imagen perfecta” (Souguez, 1996, p.54), la imagen fotográfica ha motivado diversas reflexiones, sin embargo durante la pandemia la podemos entender como una pantalla que deja una imagen perfecta y que permite al espectador “entrar” en los espacios íntimos de su creador descubriendo su identidad y al fotógrafo le permite construir identidades públicas y “salir” a mostrarla a los espectadores a través de las redes sociales. Dicotomías entre entrar y salir, entre íntimos y públicas, sin embargo, la importancia radica en la publicación, en mostrar sentimientos, estados de ánimo, objetos, sin importar su veracidad o construcción. Visibilización a través de pantallas de computadoras o de otros dispositivos electrónicos que se convierten en ventanas de los espacios íntimos y públicos que se comparten a través de las redes sociales. Es entonces que la foto a lo largo de su historia y hasta el día de hoy se muestra como una narración para la posteridad, narración subjetiva que combina las intenciones del fotógrafo, del espectador, del retratado y de quien publica la imagen, narraciones de instantes únicos e irrepetibles. El fácil acceso a los dispositivos fotográficos y a las redes sociales que hacen públicas las imágenes permite el adentrarse ilusoriamente en la intimidad, donde están presentes las apariencias de un pasado y la interpretación de la imagen en presente atemporal.
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